viernes, 4 de noviembre de 2011

Ensayo sobre las máscaras

Es curioso cómo una máscara suele aparecer incluso cuando una persona se cree más honesta. Aparece en forma de viento que agita un mechón de cabello; que le da al amante una perspectiva inefable de la amada. Ese mechón que se agita realza la belleza de esta, de tal manera que todo lo antecede a ese momento -que regularmente vendrá acompañado de una sonrisa mutua, y un silencio amoroso- se convierte en la negación de ese amor tan natural que, sin embargo, gracias al XIX y su Romanticismo seguimos ensalzando. Esos momentos fotográficos construyen, pues, máscaras en las máscaras. Una perspectiva enamora o mata, una sombra realza o esconde. Las máscaras somos nosotros. El amor es la entrega de algo que está bajo la máscara, que se mantiene indiferente incluso a las palabras: a esos "te amo" dudosos. La entrega de lo inefable, de eso que ni siquiera nos pertenece a nosotros mismos, es la redención. Las máscaras son sólo intermediarias.

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